«Decidí dejar de ser escritor, pero no lo logré»

Aro Sáinz de la Maza nació en 1959 y estudió en la Universidad de Barcelona, ciudad donde reside habitualmente. Es autor de novelas, libros de relatos, de divulgación, y coautor de dos recopilaciones de cuentos tradicionales. En la actualidad compagina su profesión de escritor con la de editor, corrector de estilo y traductor, además de dar conferencias ocasionales sobre el mundo literario y editorial.
Como especialista en editings, interviene en la edición de más de una cincuentena de títulos de diferentes géneros (novela negra, narrativa infantil y juvenil, biografías, novela, autoayuda, divulgación…). Asimismo, ejerce de tutor narrativo para varios autores. Entre sus obras publicadas tenemos las novelas Nada es azul (1997), La mujer de Judas (1998), El paseo de los tristes (2001), El jugador de frontón (2001) y el libro de relatos La culpa la tiene la tonta de Eva (RBA, 2002). En 2015 se publicó la segunda entrega de la serie Milo Malart, El ángulo muerto (RBA, 2015).

-Complete la frase: «Los festivales de novela negra…»
… son el lugar ideal para conocer a otros autores, intercambiar experiencias y descubrir que, más o menos, todos oímos parecidos tambores y tropezamos con similares piedras. Pero también el lugar del que hay que huir como alma que lleva el diablo si tienes la desgracia de que te sienten al lado de un juntapalabras que empieza todas sus frases con «yo».

¿Qué libro impregnaría con gasolina para que ardiera bien?
Lo de quemar libros no me gusta, me trae malos recuerdos. Pero sí que hay algunos que van directos al contenedor de papel. Me refiero a las novelas planas, tramposas, sin estructura. No puedo citar ejemplos, mi memoria está programada para hacer deletes automáticos.

-¿Qué le produce vergüenza ajena?
Algunas preguntas. Y muchas, demasiadas, respuestas.

-¿Qué es para usted una musa?
¿Una aborigen de Nueva Zelanda, tal vez? ¿El nuevo modelo de la Volkswagen? ¿Un mustélido hembra? ¿Un militar musulmán yemení? Ni idea.

-¿Cuántas novelas acabadas o inacabadas tiene en el cajón?
Ninguna.

-¿Cómo fue el momento en que decidió ser escritor?
No lo decidí, por tanto no existió tal momento. Fue, es y será mi naturaleza. Y eso no se escoge ni se decide, se soporta. Lo que sí decidí es dejar de ser escritor, pero no lo logré.

-¿Cómo valora el creciente papel de las redes sociales a la hora de dar a conocer una novela?
¿Las redes sociales tienen un creciente papel a la hora de dar a conocer una novela?

-¿Cree que la tribu literaria se ha aburguesado y vive menos polémicas que hace unas décadas?
Creo que la tribu literaria ha bajado tanto el nivel que ya ni es literaria ni mucho menos capaz de generar una polémica, como mucho una pelea en modo plató Telecinco.

Creo que la tribu literaria ha bajado tanto el nivel que ya ni es literaria ni mucho menos capaz de generar una polémica, como mucho una pelea en modo plató Telecinco

-¿Cómo definiría el estado del mercado literario actual?
Aquí, comatoso. Fuera, donde la cultura es respetada, disfruta de una salud esperanzadora.

-¿Qué género o géneros no se cree capaz de abordar en una novela?
El romántico en general, el chick lit en particular.

-¿Ha tenido sexo alguna vez gracias a sus novelas? ¿Cómo fue?
Siempre de película. La última fue fantástica: un trío con una aborigen de Nueva Zelanda y un militar musulmán yemení dentro del nuevo modelo de la Volkswagen bajo la atenta mirada de un mustélido hembra tras una jornada en un festival de novela negra.

-¿Prefiere vender cien mil ejemplares de una novela mediocre o mil de una gran obra alabada por la crítica?
Me han ocurrido ambas cosas, y en las dos ocasiones se me quedó cara de tonto. Me lo tomo como una especie de justicia poética, lo uno equilibra lo otro. Preferir es perder el tiempo.

-¿Qué es lo más extraño que ha hecho para documentar o preparar una novela?
No puedo confesarlo públicamente. La policía me detendría.

-¿Considera necesario desnudarse para poder ofrecer al público una buena novela?
En absoluto. Una novela es ficción, no autobiografía. Pero solo es mi opinión.

-¿Cree legítimo estimularse con alcohol o drogas para escribir?
Que cada uno haga lo que quiera, como quiera y cuando quiera. ¿Quién soy yo, quién es nadie, para juzgar lo que es legítimo o no a la hora de escribir?

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